El proyecto comenzó en el año 2015 cuando el Walker Art Center contactó a nuestro estudio para desarrollar una pieza con motivo de la reapertura del Jardin de Esculturas de Minneapolis. Nos pidieron que reflexionásemos sobre cuestiones climáticas y el entorno común; además, querían que la propuesta coincidiese con la reapertura del Jardín de Esculturas. Aprovechamos la oportunidad para iniciar una conversación entre un público más amplio y un grupo de expertos con un conocimiento profundo de cuestiones ambientales, para analizar las dinámicas cambiantes entre humanos y no-humanos. Además, Minneapolis parecía un lugar especialmente interesante para investigar estas cuestiones ya que había numerosos investigadores estudiando la biodiversidad y entornos en transformación. La otra conversación que tuvimos fue de que manera nos íbamos a vincular con el contexto del jardín de esculturas.  Trabajar a un nivel regional permitía observar los cambios en el ecosistema a esa escala, lo que nos interesaba mucho.  Parte de nuestro trabajo consistía en encontrar un compromiso entre el emplazamiento dentro del espacio del jardín de esculturas -algo que cumpliese las demandas del museo- y realizar un proyecto engarzado adecuadamente con ecosistemas más amplios.  

 

 

 

 

Para ello, diseñamos una estrategia de vinculación con los visitantes del museo, con la que esperamos que nos permitiese oír las voces y capturar un espectro de ideas sobre las que la gente estuviese interesada en reflexionar. Y, al mismo tiempo, ofrecer alguna clase de información sobre las amenazas sobre la biodiversidad que se estaban dando tanto en Minneapolis como en el entorno del Walker Art Center. Para ello, realizamos una investigación sobre las diferentes especies que habitaban en los alrededores del museo. Analizamos tanto las especies invasoras como las indígenas. Así como el impacto potencial que el cambio climático y criterios antropocéntricos podrían afectar a dichas especies. 

 

Para ello, realizamos un taller que involucró una biblioteca de información sobre especies locales que los visitantes pudiesen hojear, y un mapa en relieve de las áreas locales. Cerca de mil personas visitaron esta parte del proyecto, ofreciendo sugerencias o participando en discusiones sobre cómo el entorno urbano puede transformarse para convertirse, de manera activa, en un lugar simbiótico para humanos y no-humanos. 

 

Tras cuatro días de taller, terminamos la primera fase del proyecto de conversación con el público. Una de las cosas de la que nos dimos cuenta es que al público no le atraían ciertas especies que eran clave para entender los cambios que se producían en el medio ambiente. Había muchas más referencias a animales activos que a organismos más pasivos como plantas o especies vistas con menos frecuencia en entornos urbanos. Por tanto, introdujimos especies indicadoras como un concepto y compartimos las investigaciones sobre dichas especies.  Uno de los investigadores con los que habíamos trabajado antes de realizar el taller estaba investigando los céspedes autóctonos que son increíblemente importantes para la protección de muchos ecosistemas, pero esta no es la clase de especie con la que un chaval se entusiasmaría.  Parte de nuestro trabajo consistió en poner el foco sobre especies que son importantes para el ecosistema pero no necesariamente tienen la fotogenia de un mapache.  Una tensión que siempre es un componente crítico en los proyectos desarrollados en colaboración con el público. 

 

 

 

 

A continuación, trasladamos los conceptos propuestos por el público a una comunidad de investigadores medioambientales de la Universidad de Minnesota, con los que trabajamos para filtrar y desarrollar las diferentes ideas.  Durante el transcurso de muchas conversaciones y el proceso de co-diseño, nos dimos cuenta de que las nociones de comunicación eran esenciales.  En nuestros debates, la comunicación entre grupos de especies, pero también entre humanos y otras especies, era un punto particularmente atractivo. Entre otros elementos urbanos infraestructurales, identificamos la ubicuidad del buzón de correos, y el correo en sí mismo, como una plataforma de comunicación que podíamos reinterpretar. Propusimos a los investigadores a imaginar buzones alternativos que pudiesen facilitar la comunicación entre humanos y especies indicadoras, lo que terminó con una colección increíble de diseños. 

 

Estas visiones previas de buzones nos condujeron a tres diseños para la instalación que presentamos en la reapertura del Jardín de Esculturas. Fabricamos tres buzones, cada uno de ellos creando un nuevo canal de comunicación con una especie indicadora clave. En primer lugar, el buzón del liquen nos ayuda a observar la calidad del aire mediante el seguimiento del crecimiento de líquenes en una roca, con la ayuda de una cámara de time-lapse. El segundo buzón nos ayuda a monitorizar cambios en los patrones ambientales a través de la captura de datos acústicos de la primera llegada y última parida de ciertas aves migratorias. Por último, el tercer buzón permite observar los niveles de agentes contaminantes presentes en el ambiente; a través del monitorizado de morfologías como las irregularidades en los patrones de las alas o las deformaciones de mariposas usando una cámara con detección de movimiento.

 

 

 

 

Nuestra instalación incluía estos tres buzones, así como una «oficina de correo postal inter-especie», invitando a los visitantes a observar los datos de cada buzón y luego interpretar las señales como postales a políticos locales en representación de cada especie no-humana. Proporcionamos hojas de pegatinas con provocativas palabras sugeridas (ruta de vuelo protegida, azotea polinizante…) con la que esperamos que pudiesen ayudar a los no-expertos a proponer peticiones específicas a los políticos. 

 

En apenas unas semanas, cerca de dos mil postales fueron escritas y enviadas a políticos locales. La mayoría de estos mensajes eran más bien poéticos y con carácter retrospectivo. Podríamos haber invitado a políticos a conocer fases previas del proyecto para centrar su atención en cuestiones relevantes y útiles como peticiones para decisiones políticas a las que se están enfrentando, como estrategias de plantación vinculadas a nuevos desarrollos urbanos.  

 

 

 

 

El proyecto Transition Habitats marcó la siguiente fase en nuestras investigaciones participativas futuras, experimentando con nuevos procesos para involucrar al público, a expertos y voces no-humanas en el proceso de co-diseño. Nuestra intención es desarrollar esta aproximación y construir nuevos foros inclusivos para ayudar a comunidades a desarrollar su sentido de agencia y competencia para visualizar futuros posibles. Nuestro objetivo es sembrar ideas para generar narrativas más igualitarias y humanizadoras, que ayuden a navegar hacia mundos más preferibles, en vez de futuros que han sido pre-diseñados para nosotros.

 

The Transition Habitats

El proyecto Transition Habitats, de The Extrapolation Factory (Chris Woebken y Elliot P. Montgomery) fue un experimento metodológico que conectó a diferentes agentes como parte de un proyecto de diseño narrativo público. Forma parte de la publicación Más allá de lo humano (2018), disponible aquí.


The Extrapolation Factory es un estudio de investigación en diseño para el estudio de futuros participativos, fundado por Chris Woebken y Elliott P. Montgomery. El estudio desarrolla métodos experimentales el prototipado y la experiencia colaborativa de escenarios futuros.

Videos
Proyectos
Talleres
Ensayos
Otros
> «Cosas» que se conducen solas > Jara Rocha + conversation with Ana Isabel Carvalho and Ricardo Lafuente (Manufactura Independente) > Ana Naomi de Sousa and Bernardo Amaral + conversation with Sinho Baessa de Pina > Anna Puigjaner + conversation with Paulo Moreira > Translating (with) Frank > Mobile Server > Ghosting Image > Caballos de Troya y jardines nectaríferos > Resurrecting the Sublime > Selling Bricks > Conversación con Venidadevenida > Como un mundo que se desmorona cuando nadie está mirando > Caring assemblies. Designing for better futures. > Transition Habitats > Mary Maggic + conversation with Miriam Simun